Las ¿insuperables? dificultades de las editoriales a la hora de promocionar sus libros
Las editoriales, especialmente las pequeñas, es justo señalar, tienen enormes dificultades a la hora de promocionar sus propios libros, y esto es más evidente para el caso de los autores noveles. Si bien es posible que un autor espere una estrategia de marketing integral para su obra, la realidad del mercado editorial es más compleja.
Veamos a continuación algunos de los principales motivos que tienen las editoriales para no promocionar ampliamente sus libros, y los desafíos a los que se enfrentan cada día.
1. Recursos limitados
Para empezar, la razón principal por la que muchas editoriales no promocionan activamente todos los libros que publican es la falta de recursos, tanto financieros como humanos. Las grandes campañas de marketing requieren presupuestos considerables que incluyen publicidad, organización de eventos, presencia en ferias y acuerdos con medios de comunicación. Muchas editoriales, especialmente las pequeñas o independientes, operan con márgenes de ganancia extremadamente reducidos y no pueden permitirse destinar grandes sumas a la promoción de todos sus libros.
Además, el personal que trabaja en estas editoriales es limitado. En muchos casos, un equipo pequeño debe hacerse cargo de múltiples aspectos del negocio editorial, desde la selección de manuscritos y la corrección de estilo hasta la producción y distribución. Esto deja poco tiempo y recursos para desarrollar campañas de promoción extensas para cada libro publicado.
2. Estrategia editorial enfocada en el catálogo
Algunas editoriales priorizan la promoción de ciertos títulos en lugar de otros como parte de su estrategia de catálogo. Esto significa que se enfocan en promocionar libros que creen que tienen más potencial de ventas o que han recibido premios literarios o reconocimientos importantes. Una vez más, la falta de tiempo y de recursos es la clave. En este sentido, puede que ciertos títulos reciban más atención que otros, especialmente si son escritos por autores más consolidados o si se ajustan mejor a las tendencias actuales del mercado.
Las editoriales suelen tener que seleccionar qué libros promocionar intensamente en función de su posible retorno de inversión. Aquellos libros que consideran que generarán más ingresos o que tienen una audiencia ya establecida pueden recibir más recursos para su promoción, mientras que los demás pueden quedarse en segundo plano. El margen de beneficios para una editorial es muy, muy reducido y simplemente subsistir es todo un logro.
3. Expectativas sobre el autor
En el mercado editorial actual, muchas editoriales esperan que los autores asuman parte de la responsabilidad de la promoción de sus propios libros. Esto es especialmente cierto para los autores noveles. Las editoriales pueden proporcionar algunas herramientas o materiales básicos de marketing, pero cada vez es más común que los autores tengan que encargarse de gestionar sus propias redes sociales, organizar presentaciones o eventos y hacer conexiones con sus lectores.
El autor se convierte en un agente de promoción activa, esperando que colabore en la construcción de su propia marca personal. De hecho, algunos contratos editoriales incluyen cláusulas que exigen que el autor participe activamente en la promoción de su libro, lo que refleja el hecho de que la editorial no siempre se encargará por completo de esa tarea.
4. Saturación del mercado
El mercado editorial está altamente saturado, y cada año se publican miles de nuevos títulos. En este contexto, es extremadamente difícil que todos los libros publicados reciban la atención que merecen. Las editoriales a menudo publican un volumen elevado de libros en un corto periodo de tiempo, y resulta imposible dedicar una campaña de marketing personalizada a cada uno de ellos.
Además, la competencia con los gigantes editoriales y sus bestsellers acapara una gran parte de la atención de los medios y de las plataformas de venta en línea. A menudo, los libros de editoriales más pequeñas o con menor presupuesto quedan invisibles en medio de esta avalancha de lanzamientos.
5. Falta de conexión con los medios
Muchas editoriales, especialmente las pequeñas, no tienen relaciones estrechas con los medios de comunicación o críticos literarios, lo que dificulta la promoción de los libros en espacios relevantes. Las grandes editoriales suelen tener departamentos de prensa dedicados que mantienen contacto continuo con periodistas y críticos, asegurándose de que sus libros reciban reseñas y cobertura mediática.
Para las editoriales que no cuentan con estos recursos, promocionar un libro es más complicado, ya que no tienen el acceso directo a estos canales de difusión. Aunque pueden intentar acercarse a medios especializados o alternativos, el proceso es más lento y menos eficaz si no se cuenta con un departamento de prensa dedicado.
6. Enfoque en la producción y no en la promoción
En algunos casos, la editorial puede estar más centrada en la producción y edición del libro que en su promoción. Esto es particularmente cierto para editoriales que consideran que su valor añadido reside en el trabajo de corrección, diseño de portadas y maquetación. Pueden asumir que la calidad del producto final hablará por sí misma y atraerá a los lectores, lo que deja en un segundo plano la necesidad de una promoción agresiva. Si bien este enfoque puede funcionar en ciertos casos, sobre todo si el libro es de un autor con una audiencia ya consolidada, la realidad es que, sin una promoción adecuada, es difícil que el libro llegue a nuevos lectores, por muy bien producido que esté.
7. Expectativas de ventas modestas
Finalmente, las editoriales pueden no invertir en la promoción de ciertos títulos si consideran que las expectativas de ventas son modestas y, por desgracia, esta suele ser la realidad habitual para la mayoría de los libros publicados. Si la editorial no espera que un libro alcance un gran éxito comercial, puede optar por no destinar demasiados recursos a su promoción, asumiendo que será una obra de nicho que tendrá una audiencia más limitada.
En conclusión, las editoriales, en especial las pequeñas, pueden enfrentar varios desafíos que limitan su capacidad para promocionar cada libro que publican. Desde la falta de recursos hasta la saturación del mercado, estas dificultades obligan a las editoriales a ser selectivas en sus esfuerzos de marketing y a delegar parte de la responsabilidad en los autores.
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